jueves, 11 de febrero de 2016

LOS MANTECADOS, DULCE TÍPICO, TAMBIÉN PARA MUSULMANES

El mantecado, ese dulce tan tradicional en nuestro país típico de celebraciones Navideñas (más conocido quizá como polvorón, aunque este no sería más que una clase de mantecado); podría apostar que en todos los hogares lo hemos degustado alguna vez. Junto con el mazapán, turrones, roscón… es uno de esos clásicos que no faltan en las mesas de nuestros hogares en tan señaladas fechas invernales, quizás el que nunca falta, posiblemente por ser de los más asequibles, todo sea dicho. Aunque los polvorones son característicos de Navidad, los mantecados se consumen en toda la geografía española durante todo el año.
Como hemos visto, el polvorón es una variedad de mantecado pero, ¿qué otras clases hay y en qué se diferencian? Pues bien, se clasificarían según ingredientes añadidos a parte de los principales manteca de cerdo, harina y azúcar:

        - Mantecado de almendra: es el más habitual; como su nombre indica, y aunque también pueden llevarla otros mantecados, contiene almendra, ya sea triturada o en polvo.
        - Mantecado de canela y Ajonjolí: con esencias de canela y coronado con Ajonjolí, puede hacerse de forma artesanal moldeado a mano, o mediante fabricación industrial.
        - Mantecado de chocolate: el chocolate le da un sabor y textura característico.
        - Mantecado de limón: con ralladura de limón, y su consecuente sabor.
        - Polvorón: contiene almendra en distintas proporciones, está cubierto de azúcar glass, y se le da forma ovalada.

Polvorones de Estepa

El origen de los mantecados se remonta al siglo XVI, y se localiza en Andalucía, concretamente en la localidad de Estepa, aunque hay quien lo atribuye en Antequera. Actualmente, es esta primera población, Estepa, la que se considera como su principal capital productora: hasta un 98% de los mantecados y polvorones elaborados en España parten de esta localidad.


Es precisamente en Estepa, de mano de una empresa que se dedica a la producción y comercialización de este dulce (tradicional en España de celebraciones derivadas de la religión Cristiana), donde se comenzó a apostar por la venta de mantecados para musulmanes, superando así ya no sólo límites geográficos, sino culturales y religiosos. Y es que ya hemos comentado que uno de los ingredientes principales de los mantecados es la manteca de cerdo, producto que los musulmanes no pueden consumir. Así pues, la aventura del negocio estaba en colocar en este mercado un producto que en principio no iba a ser comprado por la gran mayoría de la población.
La idea, según cuenta a algunos medios de comunicación el gerente de Productos Gamito, José María Gamito, surgió a partir de un comercial que trabajaba para la empresa en Melilla. Allí el producto, como en el resto de España, era demandado, pero una parte de la población no lo compraba debido a la mencionada manteca de cerdo. 
La solución, tras procesos de investigación, fue sustituir esta manteca por aceite y grasas vegetales: en palabras de Gamito, “A simple vista parecen iguales; la principal diferencia está en la textura, el mantecado halal es un poco más compacto”, y “Son un poco más insípidos que los otros”.


Surtido de productos Halal

Y lo cierto es que el riesgo parece haberse convertido en éxito, hace ya más de una década que la empresa vende productos aptos para las normas del islam, llegando a recibir el certificado para su comercialización de manos del Instituto Halal. Además, la población musulmana consume mantecados halal durante todo el año, de una manera más regular que en la geografía española donde la estacionalidad está más marcada por las fiestas de Navidad. Ni que decir tiene que los ingresos de esta empresa han aumentado desde entonces.

Pero, al sustituir lo que digamos es el ingrediente principal del mantecado, ¿podría seguir denominándose mantecado este dulce?; ¿o podría considerarse una variedad del mismo, ya que se clasifican según los ingredientes? Lo cierto es que en Gastronomía, y en este caso en la rama de Pastelería, el intercambio cultural es una forma indudable de enriquecimiento, como ya ha quedado patente a lo largo de la historia en los demás ámbitos.


Por Daniel García

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