viernes, 12 de febrero de 2016

¿ES MALO EL GLUTEN?


Hay una creencia que se está poniendo de moda en los últimos tiempos, que asegura que parte de los alimentos que comemos (normalmente los de baja calidad nutricional) permanecen en el interior de nuestro sistema digestivo por tiempo indefinido, hasta que decidimos tomar medidas al respecto, como seguir una dieta detox o someternos a una hidroterapia de colon. Ni que decir que en algunos casos, pueden incluso provocar serios problemas de salud









 Es verdad que la masa formada por agua y harina tiene una consistencia pegajosa, característica que por cierto se debe a las gliadinas que conforman el gluten. Sin embargo, eso no quiere decir que se vaya a pegar a las paredes gastrointestinales. De hecho la digestión de la harina (ya sea refinada o no) comienza en el mismo momento en que la introducimos en la boca, gracias a las enzimas presentes en la saliva, como la amilasa, que cataliza la hidrólisis de la amilosa que compone el almidón, o la lipasa, que hace lo propio con las grasas. Posteriormente el resto de mecanismos de los que dispone nuestro sistema digestivo, entre los que se encuentran por ejemplo los jugos gástricos, los ácidos biliares y diferentes enzimas, reducen la harina a sus moléculas fundamentales: principalmente la glucosa que conforma las grandes cadenas que constituyen el almidón y los aminoácidos que componen el gluten y el resto de proteínas.




















En definitiva, nuestro organismo se basta y se sobra para digerir y metabolizar los alimentos que ingerimos, a no ser que suframos algún tipo de patología que lo impida

CONCLUSIÓN:

La digestión de la harina comienza en el momento en que la introducimos en la boca gracias a la acción de las enzimas presentes en la saliva. Posteriormente sus constituyentes son divididos y reducidos a sus moléculas básicas (principalmente glucosa y aminoácidos) gracias a otros mecanismos digestivos como enzimas, jugos gástricos, etc. Es decir, no se pega al tracto gastrointestinal y es digerida sin ningún problema (en personas sanas).


Por: Gonzalo Alfageme Castaño.

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