Cuando pensamos en el huevo, la cabeza nos lleva a
pensar en la cocina más común dejando a un lado la importancia del uso del
huevo en la pastelería, siendo este uno de los ingredientes fundamentales para
casi cualquier receta.
Podríamos decir que el uso del huevo en la pastelería
nació en los conventos. Antiguamente, la novia antes de casarse llevaba una
docena de huevos a modo de ofrenda a las monjas clarisas para que rezaran
pidiendo un día soleado y un buen futuro para los novios, por esta razón el
huevo juega un papel muy importante en la mayoría de los dulces de convento.
Ante esto, percibimos la parte positiva del uso del
huevo en la pastelería junto a todos sus beneficios y se deja en la sombra
todos los inconvenientes y los problemas que esto desencadena.
Tras la imagen de una gallina
aparentemente feliz, se esconde la realidad que sucede cada día en cientos de
granjas del país. El incumplimiento de la normativa vigente respecto a las
granjas avícolas supone una práctica cruel y deshumanizada. Suciedad y
enfermedades son algunas de las condiciones a las que estas gallinas se ven
sometidas con el único propósito de sacarles la mayor rentabilidad posible. Nada
más llegar a la granja se les corta el pico sin ningún tipo de anestesia provocando
un dolor innecesario para las gallinas. El hecho de estar encerradas provoca
que las mismas se autolesionen las patas y alas. El 10% de las gallinas que
llegan a una granja mueren los primeros días al no soportar las condiciones a
las que son sometidas, dichas gallinas no se retiran sino que siguen con el
resto en las granjas provocando que muchas de estas enfermen o mueran.
Estas prácticas suponen estrés y
una reducción de la esperanza de vida de las gallinas, pasando de vivir 15 años
de forma natural a 2 años en las granjas. Además estas condiciones se ven
reflejadas en la calidad del huevo, de tal modo que a mayor estrés y peores
condiciones peor calidad tendrá el huevo.
España es el segundo exportador
de huevos de la U.E, en 2004 exportaba un total de 54 millones de huevos al
año, desde 2012 el número se ha visto reducido a 40 millones y continúa en
descenso.
En la última década, se están
sustituyendo las condiciones existentes por unas nuevas, tomando gran
importancia los huevos ecológicos y camperos. Elegir estos huevos en lugar de
otros resulta un adelanto, así como el uso de productos sustitutivos como
podrían ser el No-Egg, la harina de lino, una mezcla de vinagre y bicarbonato
de sodio o tofú cremoso. Ya son muchas las personas que se han concienciado
acerca de la situación a la que se ven sometidas las gallinas ponedoras.
Y como una imagen vale más que
mil palabras…
VÍDEO: https://www.youtube.com/watch?v=wgOyOI9vz5I
(NO APTO PARA PERSONAS SENSIBLES)
MANUEL CAMPO MARTÍN
No hay comentarios:
Publicar un comentario