Los que pertenecemos al continente americano al oír la
palabra cheesecake o comernos este delicioso postre, se nos es muy común
asociarlo con una cafetería o repostería
de Nueva York, lógico si entendemos la popularidad de esta tarta en la
“ciudad que nunca duerme”. Pero resulta curioso que el origen del cheesecake no
tiene nada que ver con esta ciudad y ni mucho menos con el país en general sin
embargo algo que tuvo que ver en la receta que actualmente conocemos.
La receta que conocemos a sufrido modificaciones a través de
la historia y para ello nos remontamos a la antigua Grecia, primeros juegos
olímpicos, los competidores agotados por el increíble esfuerzo físico que
llevaba la competición, su posterior desgaste debían de recurrir a un alimento
que les propiciara energía de forma rápida para continuar con su disciplina y
este no era otro que un pastel de queso, en la antigua Grecia consideraban el
queso una fuente importante de energía.
Los antropólogos encontraron moldes de queso que se dice
datan de hace 2000 años antes de nuestra era, para esta época en las bodas era
muy común una cheesecake como tarta de boda a base de harina, trigo, queso y
miel.
La primera receta escrita de una cheesecake se le atribuye a
el griego Ateneo o Ateneo de Náucratis que vivió entre finales del siglo II y
principios del siglo III de nuestra era, para este momento los griegos ya
llevaban unos pocos 2000 años sirviendo tarta de queso.
Tras la conquista de los romanos a Grecia la receta se volvió
un botín de guerra, un tesoro encontrado para los victoriosos en batalla. Como
siempre y de otra forma no podía ser los ganadores son los que describen sus
victorias y para la cheesecake la fortuna no sería distinta. Los romanos
modificaron la receta incluyendo los huevos y el queso en pedazos más pequeños,
luego se cocinaban bajo un ladrillo al fuego y se servía caliente.
A medida que el imperio iba avanzando por Europa los romanos
se fueron topando con nuevos métodos de elaboración de queso y por ende fueron
incorporándolos a su botín de guerra mientras que a su paso cada país creaba su
propia receta. No fue hasta el año 1545 cuando se publica el primer libro de
cocina donde nos encontramos que la cheesecake es un dulce a base de harina.
Por el siglo 18 la receta de la cheesecake va pareciéndose
cada vez más a la que conocemos actualmente, los europeos emigran para América
y la receta vuelve a dar otro viaje a su ya milenario recorrido y vuelve a
sufrir cambios en sus ingredientes.
Es ya a finales del siglo 18 cuando en Nueva york Mr Lawrence
un productor de leche buscaba la forma
de hacer un queso francés muy popular para la época llamado “Neufchâtel” y en uno de sus errores nace lo que hoy
conocemos como queso philadelphia siendo el primer queso para untar de Estados
Unidos. Gracias a este “invento” el cheesecake termina de “conjurar” los
ingredientes para la receta del postre más popular de cualquiera cafetería New
Yorkina que se respete.
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